4.3. Formatos de imagen
4.3.4. JPEG
JPEG es un formato de compresión con pérdida. Es decir, para conseguir un fichero de un tamaño significativamente menor que el original, se ha procedido a eliminar información, con lo que perdemos un poco de calidad.
Sin embargo, tiene un sistema de 24 bits para almacenar color, con el que puede mostrar hasta 16 millones de colores diferentes, y por lo tanto podemos considerarlo un formato de color directo.
Si comparamos una imagen original con su versión en JPEG, veremos que la conversión en JPEG nos ofrece colores con menos brillo y líneas menos definidas. Las diferencias quedan muy claras si hacemos un zoom sobre la imagen, en el que vemos zonas donde se ha perdido la información original y queda sustituida por líneas peculiares o bloques de color que no pertenecen a la imagen original.
Igual que GIF, funciona sin problemas en cualquier sistema operativo (Linux, OS X, Windows), y la mayoría de las cámaras digitales permiten grabar directamente como JPEG.
A diferencia de GIF, no permite trabajar con transparencias.
¿Cuándo usar JPEG?
Cuando queremos mostrar fotografías y otras imágenes con mucho colorido en un entorno donde las imágenes se carguen rápidamente, como una página web, una aplicación móvil, etc.
No es recomendable usar JPEG para esquemas o logos:
- En primer lugar, porque la imagen no aparecerá tan nítida como en un GIF.
- En segundo lugar, porque, a pesar de la compresión, siempre ocuparán más espacio que un GIF.
Como en todos los formatos con pérdida, es muy importante que la conversión la hagamos solo una vez. Si vamos modificando un JPEG y volvemos a grabarlo como JPEG otra vez, es fácil que perdamos información en cada conversión.