3.3. Segunda fase: elección del formato
3.3.2. Formato único frente a multiformato
En muchos casos, no será posible ofrecer un contenido editorial digital en diferentes formatos, ya sea por una decisión empresarial o técnica, por la falta de recursos o por el simple hecho de tener que hacer encajar el proyecto con las predilecciones de un público externo (un cliente, por ejemplo). En otros, sin embargo, y siempre que esto sea posible es una buena idea hacerlo, podremos crear el contenido en diferentes formatos y transformar el mapa anterior de decisiones en un mapa de opciones en el que intentaremos maximizar la compatibilidad del contenido ofreciéndolo en los diferentes formatos mayoritarios.
De este modo, cuando se crea un libro digital, si no se tiene la intención de acceder al programa de exclusividad de alguna empresa (Amazon, Google, etc.), la vía para maximizar la penetración de mercado del producto, de llegar al máximo número de lectores y potenciales compradores del libro, será editar el contenido en el formato KF8 para poder acceder al mercado de venta de Amazon, pero también hacer un EPUB del mismo para acceder al resto de los mercados (Google, Apple, etc.).
En el caso de las revistas digitales, como veremos en el apartado sobre modelos de negocio y plataformas de publicación editorial digital, si tenemos la opción de ofrecer el contenido en una página web, al mismo tiempo que facilitamos su descarga e incorporamos el contenido en plataformas externas de lectura, maximizaremos la expansión de la publicación y podremos acceder a diferentes modelos de negocio asociados al mismo contenido (publicidad por clic, venta de ejemplares, suscripciones, etc.).
Ahora bien, el proceso de creación de un contenido en multiformato es más complejo y, normalmente, más lento que la creación en un formato único.
Para maximizar la eficiencia de la producción de un contenido digital, es importante que tomemos la decisión sobre el formato o formatos en los que ofreceremos un contenido ya en esta segunda fase del proceso de producción.
De este modo, podremos arreglar los procesos técnicos de tal manera que sigan un orden lógico, atendiendo a las características y requisitos técnicos que nos pide cada formato.