1. Introducción al ecosistema de producción editorial digital

1.3. ¿Cuál es el objeto editorial que queremos desarrollar?

En el entorno digital, como hemos comentado, los objetos se han multiplicado y han dado lugar a una situación en la que no solo tenemos diferentes opciones, sino que estas son tangenciales las unas con las otras en muchos casos, o comparten características y lenguajes en otros. Sin embargo, es importante tener claras las características de cada objeto y sus fronteras conceptuales.

Figura 1. Mapa de objetos editoriales digitales

Planteada la idea inicial de un proyecto, y teniendo en cuenta el contenido que deseamos publicar, ¿cuál es la forma que queremos dar a este contenido? ¿Queremos crear un libro digital? ¿Una revista en línea? ¿Un portal web con información actualizada? ¿Un catálogo? ¿Un compendio de artículos? ¿Un documento digital cerrado, con formato fijo?

Las opciones son diferentes, y en muchos casos nos daremos cuenta de que no es tan sencillo determinar el objeto que queremos. Si se tiene que elegir entre crear un libro digital o una revista, la decisión será fácil: son dos conceptos diferentes, con objetivos distintos. Si, en cambio, se tiene que decidir entre crear una revista digital descargable (normalmente en PDF) o publicar este contenido en línea (en una página web o un gestor de contenidos CMS), el proceso de elección es más complicado. Además, tendremos que determinar, ya a priori, si queremos que un mismo contenido tome formas finales diferentes cuando llegue al lector, ya sea como multiobjeto o en multiformato.

Generalmente, cuando se toma la decisión de producir un contenido editorial digital, ya se ha determinado cuál es la forma conceptual que se le quiere dar: una revista, un libro, un artículo, un portal de contenidos, etc. Todas estas opciones persiguen objetivos diferentes y tienen características exclusivas que condicionan su uso. Si definimos el objeto conceptual que queremos desarrollar determinando sus fronteras y límites anticipadamente, el proceso de elección del formato y de selección de las herramientas y lenguajes necesarios para crearlo será mucho más eficiente.

Las opciones más habituales en la producción editorial que nos ocupa son los libros digitales, las revistas y otras pequeñas producciones que recogen en digital las funciones de los documentos imprimidos (cartas de restaurantes, catálogos, dosieres, compendios, etc.). Aun así, si bien los dos primeros elementos son centrales en la industria editorial, los últimos exigen la intervención del diseño como elemento central en la producción.

Es todavía bastante extraño que un proyecto de aplicación informática sea llevado a cabo por una editorial convencional, a pesar de que teniendo en cuenta la evolución constante de la industria creativa digital, encontramos casos en los que las editoriales plantean una estrategia que pasa por desarrollar pequeñas aplicaciones informáticas basadas en los contenidos. Suelen ser aplicaciones educativas o literarias, basadas en contenidos textuales y gráficos (dibujos, pequeñas animaciones, etc.), que son la materia prima por excelencia de la industria editorial. Sin embargo, el sector editorial digital está en constante evolución, y por eso a lo largo de los próximos años veremos una fuerte tendencia a la transversalidad, con la incorporación de nuevas tecnologías y nuevos espacios de trabajo en común entre el diseño, la edición digital, la programación, etc.

En estos contenidos, sin embargo, no trabajaremos este tipo de objetos digitales que escapan de la frontera de la publicación editorial y requieren un acercamiento más técnico y complejo. Lo que nos ocupa en este caso es la creación de los objetos que son remediaciones digitales de los objetos analógicos que desarrolla la industria editorial. Por lo tanto, trataremos de manera individual y detallada los libros digitales, las revistas digitales y la producción de pequeños documentos digitales fijos.