Proyecto II: Diseño editorial


Isabel García Fernández PID_00267223

4. Los colores

4.1. La percepción de los colores

El uso del color en el diseño es un tema primordial. Al igual que pasaba con las tipografías, los colores también tienen un trasfondo sensitivo. Se ha hablado mucho de la psicología de los colores y existen una serie de convenciones acerca de lo que estos trasmiten. Por ello, la selección de los colores que vamos a utilizar en un diseño no debe responder a una mera elección estética, sino que también hemos de tener en cuenta lo que hay detrás de cada tono, cuál es la mejor manera para usarlo y cómo sacarles partido en nuestro trabajo. Un color puede resultar decisivo a la hora de definir la identidad corporativa de una empresa, por lo que esta toma de decisiones no ha de tomarse a la ligera.

El amarillo se ha convertido en un color identificativo de la cabecera National Geographic. Si vemos un marco amarillo, automáticamente pensamos en esta marca, hemos asimilado su uso.

El éxito de una imagen de marca potente se logra cuando un recurso sencillo se convierte en identificativo del producto. En la imagen, vemos un diseño de la web de National Geographic donde el uso del amarillo nos deja claro, con un simple vistazo, cual es la marca que hay detrás del diseño.

Existen numerosos estudios acerca del color. En 1963, el artista Josef Albers demostró empíricamente que nuestro ojo nunca percibe el color tal cual es. Incluso Johann Wolfgang von Goethe, autor de Fausto y padre del romanticismo alemán, llevó a cabo un profundo estudio del color en el que llegaba atribuir una «personalidad» a cada tono, convirtiéndose así en precursor de lo que hoy se conoce como «psicología de los colores». Goethe construyó una serie de diagramas en los que atribuía a cada color aspectos emocionales relacionados con el comportamiento humano. Muchos de estos atributos siguen vigentes hoy día.

Hemos de ser conscientes de que un mismo color puede ser percibido de manera distinta, dependiendo del contexto en el que se presente y del ojo que lo mira. Por este motivo, en el diseño, el color es un tema bastante subjetivo, ya que puede producir reacciones muy distintas en diferentes personas, ya sea por la influencia de factores culturales, preferencias o distintos factores personales. La psicología de color no es una ciencia exacta, hay un fuerte componente subjetivo y existen una serie de lazos culturales, geográficos o históricos que pueden alterar esta percepción. Por ejemplo, no será la misma percepción la que tenga un español de la combinación de colores rojo y amarillo, que inevitablemente le recordarán a la bandera del Estado, que la que pueda tener un noruego sin lazos de identidad ni culturales con estos códigos.

La única manera de trabajar con una buena selección de colores consiste en probar, combinar y experimentar hasta llegar a una muestra que nos agrade y que funcione en el contexto que estamos creando. A veces, solo variando la intensidad de un color, alterando su saturación o cambiando el matiz, podemos lograr que provoque una sensación totalmente distinta. Cuando analicemos un diseño, un logo, una imagen corporativa, debemos tener muy presente que el diseñador que hay detrás no eligió esos colores de manera aleatoria. Por eso, nosotros tenemos que aprender a hacer lo mismo.