6.3. Formatos de vídeo
6.3.4. Resumen: ¿qué formato tendría que usar?
A diferencia de lo que se ha explicado hasta ahora, esta vez tenemos que llevar a cabo dos selecciones: de contenedor y de codificador.
En cuanto al contenedor, podríamos decir que las opciones más relevantes son MP4 y MKV. MKV es abierto, mientras que MP4 es propietario, pero MP4 es una plataforma más universal que MKV, aunque cada vez más usuarios, por distintas razones, tienen sus ordenadores preparados para recibirlo.
Por otro lado, visualizar MKV se hace muy complejo en hardware diseñado para evitar productos piratas, como iPad, Apple TV o Xbox 360, así que si pensamos que nuestro material tendría que ser visualizable aquí, es mejor utilizar MP4.
Si tenéis en la cabeza una distribución comercial y os preocupa que vuestra obra caiga en manos de piratas, podéis optar por M4V (usuarios de Apple) o ASF (de Windows) para poder incluir así algún tipo de DRM, aunque recordad que todas estas protecciones pueden ser desactivadas finalmente.
En cuanto al codificador, la opción más segura es H.264: ofrece una muy buena calidad, una gran capacidad de compresión, y la inmensa mayoría del hardware está preparado para leerlo. Si queréis trabajar con una calidad superior, H.265 será vuestra mejor opción, aunque podéis perder usuarios que todavía no dispongan del codificador. X264 y X265, aunque no tan extendidas, son vuestras alternativas en abierto.
Si estáis creando vídeo para ser incluido en una página web en HTML 5, MP4 es la única opción que todos los navegadores aceptan por defecto. WebM y Ogg son nativos en Chrome, Firefox y Opera, pero seguramente necesitaréis algún tipo de conector para utilizarlos en Safari o Internet Explorer.