6.2. Cómo organizar un buen proyecto de financiación colectiva
6.2.2. ¿Qué me aporta un proyecto de financiación colectiva?
Sin lugar a dudas, la característica más relevante de un proyecto de financiación colectiva es la capacidad de testar el valor de mercado de nuestra idea.
Si nuestro proyecto no atrae a suficientes inversores en la financiación colectiva, es una primera indicación de que quizá no fuese tan interesante o innovador como nos imaginábamos. Y siempre es mejor una campaña de financiación colectiva fallida que invertir una cantidad de dinero en un proyecto para descubrir después que no genera suficiente interés y que el producto no se vende.
Pero, además, la financiación colectiva nos ofrece también acceso directo a una comunidad interesada en nuestro producto. Disponemos de los correos electrónicos, quizá incluso las direcciones físicas y los números de teléfono de nuestros clientes, y podemos obtener feedback directo de cómo perciben nuestro proyecto, qué cambiarían o añadirían, cómo les gustaría que fuese una próxima versión, etc. Esto es muy complejo de conseguir en un proceso de comercialización tradicional.
La financiación colectiva democratiza el concepto de obtener financiación. Hasta la extensión de las plataformas de financiación colectiva, conseguir una inyección de dinero para un proyecto transmedia se limitaba a obtener becas o premios asociados a organismos públicos o fundaciones, de modo que tenían acceso a inversores privados solo grandes proyectos comerciales y empresariales. Ahora, gracias a la financiación colectiva, cualquiera de nosotros puede conseguir el capital suficiente para poner en marcha un proyecto ambicioso sin necesidad de que se adapte a unas directivas políticas o empresariales concretas.
Tampoco hay que olvidar que la financiación colectiva permite reducir costes, desde intermediarios hasta complejas campañas publicitarias, puesto que los mismos clientes, si están satisfechos, se encargarán de informar a sus amigos y conocidos de las posibilidades de vuestro producto.
Al mismo tiempo que bajamos costes, también reducimos el tiempo necesario. En una financiación colectiva, podemos tener control de todas las etapas del proyecto y, por lo tanto, podemos acelerar muchos pasos. Y el resultado final se asemejará mucho más a lo que teníamos en la cabeza que si interfieren una serie de intermediarios.