4.1. Breve historia de la tipografía digital
Durante la década de los ochenta se produjeron dos grandes progresos con relación a la tipografía: por un lado, la mejora de los dispositivos de salida de las computadoras, especialmente las impresoras; y, por otro, la aparición de una gran variedad de ordenadores de uso personal que disponían de aplicaciones, así como comandos o funciones tipográficas sofisticadas que permitían una visualización en pantalla de lo que se estaba realizando.
Naturalmente, esto también se tradujo en una reorganización del campo laboral en el ámbito del diseño, donde el diseñador era quien controlaba y manipulaba directamente la tipografía y no el componedor tipográfico, quien había sido hasta entonces el responsable en materia de estética tipográfica.
Esta época fue un momento clave en la historia, ya que se pasó de las tecnologías analógicas, como la composición en metal o la fotocomposición, al mundo de la tipografía digital. Todo eso ocurrió en un plazo de tan solo diez años y la tecnología que posibilitó esta transformación fue el ordenador personal.
El primer personal computer lo lanzó IBM en el año 1981, pero sin duda el que provocó el cambio real y revolucionó la manera de definir los procesos de trabajo en tipografía fue el Apple Macintosh, que apareció en 1984.
Es bastante complejo determinar quién fue la primera persona o empresa en diseñar y distribuir tipografías digitales, ya que la aparición del ordenador y la rápida adaptación de muchos profesionales a las nuevas herramientas propiciaron la creación en un período relativamente corto de numerosas fundiciones de tipografía digitales. De esta manera, a lo largo de la década de los ochenta e inicios de los noventa, surgió un buen número de profesionales y empresas que marcaron de forma decisiva la historia del diseño digital de fuentes.
Los diferentes proyectos tipográficos que realizó Robin Nicholas para Monotype o Matthew Carter para Bitstream se podrían considerar un buen ejemplo de punto de partida. El primero diseñó la fuente Nimrod, en el año 1980, con el objetivo de crear una tipografía de texto de máxima legibilidad para la prensa periódica; mientras que Carter creó en el año 1987 el primer diseño totalmente digital, la tipografía charter, una familia de cuatro estilos en la que el diseñador investigaba el problema importante de la falta de uniformidad en la calidad de la impresión y conseguía que no se perdiera definición al reproducirse en impresoras de baja resolución.
A la hora de escoger una fuente para usar en un medio digital, tradicionalmente se encontraba la limitación de que el usuario tuviera ese tipo de letra instalada en su ordenador, ya que de no ser así, los textos se mostrarían con otras tipografías distintas a las que el diseñador había escogido.
Es por ello que el abanico de fuentes que se podían utilizar con la garantía de que funcionasen bien en la mayoría de los navegadores estaba reducido, básicamente, a las típicas Verdana, Arial, Times New Roman y poco más.
La idea de dotar de diversidad tipográfica aparece con la versión 2 del lenguaje CSS (Cascading Stylesheets), donde se decide incluir una regla llamada @font-face. Esta regla daba permiso a los principales navegadores para poder descargar datos de fuentes, es decir, permitía utilizar prácticamente cualquier fuente en cualquier medio digital, principalmente los sitios web.
El mayor problema de esta regla era que, en algunos navegadores, no había ninguna clase de protección contra el pirateo, lo que acababa facilitando que cualquier usuario se pudiera descargar fuentes sin licencia o las pudiera enlazar a otros sitios web. Es el inicio del conocido pirateo tipográfico. Esta amenaza motivó la supresión temporal de la regla @font-face del lenguaje CSS 2.1 y no volvió a recuperarse hasta casi una década después.
A finales de los noventa aparecen nuevas tecnologías que venían a llenar el hueco dejado por el CSS 2.1. Algunas técnicas como SIFR (Scalable Inman Flash Replacement) o SVG (Scalable Vector Graphics) permiten, ahora sí, emplear cualquier fuente en las webs sin necesidad de adquirir tipografías adicionales. Es entonces cuando los diseñadores de tipos empiezan a preocuparse menos por la piratería y a centrarse más en un mercado que iba avanzando a toda velocidad sin ellos.
En 2008, con la aparición del lenguaje CSS 3, navegadores como Mozilla Firefox o Apple Safari implementaron de nuevo la regla @font-face e hicieron de la tipografía para web un recurso accesible para la mayoría de los usuarios del medio digital.
A partir de ahí, surgieron diversos servicios de alojamiento de fuentes como Typekit, Fontdeck o Google Fonts, que vinieron a llenar el vacío que aún existía en CSS 3 en cuestiones de licencias y piratería. Sin embargo, la mayoría de fuentes que ofrecen los servicios de alojamiento web no satisfacen las múltiples y dispares exigencias de las diversas tecnologías que van apareciendo.