1. Letras
1.11. Tipografía para internet
Históricamente, los navegadores han tenido que cargar las fuentes disponibles en el sistema operativo del usuario para mostrar el texto en las páginas. Esto dejaba una paleta tipográfica bastante limitada a los diseñadores de webs, consistente en una lista corta de letras más o menos universales, como hemos visto antes.
Durante los primeros años de internet no había la posibilidad de controlar ni elegir la tipografía para una página web, pero en 1995 se incluyó la etiqueta <font> en el lenguaje HTML. A partir de este momento ya pudo determinarse la fuente elegida y una lista de posibles sustitutas, llamada font stack. Las font stacks seguras incluyen una tipografía instalada por omisión en Windows, Mac y Linux y el último elemento de la cadena hace referencia a una familia estilística para que el navegador elija una fuente lo más parecida posible, en el caso de no encontrar las anteriores. Por ejemplo:
font-family: «URW Bookman L», «Georgia», «Times New Roman», serif;
Así pues, en aquel tiempo los diseñadores que querían usar otras tipografías no presentes en los sistemas más comunes debían convertir el texto compuesto en una imagen.
En 1998 se lanzó CSS2, que incluía una regla para instalar una fuente en el servidor y que pudiera descargarse como lo hace un vídeo o una fotografía (@font-face), pero su uso no se estandarizó por los problemas que planteaba con las licencias de la mayoría de distribuidoras. Años después se lanzaron los primeros formatos tipográficos especialmente diseñados para el web (trueDoc y EOT), pero tampoco se implantaron.
El formato finalmente elegido por el W3C (World Wide Web Consortium) y que está en proceso de convertirse en estándar es el WOFF (Web Open Font Format). Básicamente se trata de una fuente con los mismos contenidos que una OpenType pero comprimida para web y con un encabezamiento que indica que no puede instalarse de forma permanente. El objetivo del formato WOFF, que tiene el visto bueno de la industria, es permitir la distribución de tipografías de un servidor a un cliente en una red, de forma que sea universalmente aceptada por los navegadores.
Existen dos alternativas interesantes a este sistema: la suscripción a un servicio externo (como Adobe Typekit) y el servicio gratuito Google Fonts, que amplía su catálogo cada día sin coste para el usuario final y que ya supone una fuerte amenaza para los distribuidores tradicionales de tipografías.
Conclusiones
Durante los primeros años de internet no había la posibilidad de controlar ni elegir la tipografía para una página web, pero en 1995 se incluyó la etiqueta <font> en el lenguaje HTML. A partir de este momento ya pudo determinarse la fuente elegida y una lista de posibles sustitutas, llamada font stack.
El formato finalmente elegido por el W3C (World Wide Web Consortium) y que está en proceso de convertirse en estándar es el WOFF (Web Open Font Format). Básicamente se trata de una fuente con los mismos contenidos que una OpenType pero comprimida para web y con un encabezamiento que indica que no puede instalarse de forma permanente.