3.1. Introducción
El círculo cromático es la representación de la parte de las longitudes de onda del espectro electromagnético que nuestro sistema de percepción visual nos da la capacidad de reconocer y es una parte fundamental de la teoría del color.
La comprensión de los colores en la era moderna vino de la mano de Isaac Newton, cuando puso un prisma en la ventana y la luz lo atravesó y se refractó el espectro de colores en la pared del fondo. Fue entonces cuando Newton comprendió la relación entre los colores y la luz.
Una de sus aportaciones al mundo del arte fue la disposición de los colores obtenidos alrededor de un círculo cromático. Situó los colores luz primarios (rojo, amarillo y azul) frente a sus complementarios, que se sitúan en una posición diametralmente opuesta y representan un nivel de contraste muy elevado: el naranja es el complementario del azul; el amarillo, del violeta y el rojo, del verde. En el círculo cromático también podemos encontrar los seis colores terciarios.
Los colores primarios no se pueden conseguir mediante la mezcla de otros colores o pigmentos. Son el origen de todos los millones de colores que se pueden representar: históricamente, en las diversas versiones del círculo cromático, a menudo se señalan el rojo, el amarillo y el azul como primarios, aunque, a efectos prácticos, diferenciamos entre los primarios luz y los primarios pigmentos. El rojo, el azul y el verde en el sistema de colores luz, o el cian, el magenta y el amarillo en el sistema de pigmentos.
Así pues, cuando dos de estos colores se combinan con la misma proporción dan lugar a los colores secundarios. De este modo obtenemos el verde, el naranja y el violeta. Finalmente, de la mezcla de un color primario con uno secundario dispuestos juntos en el círculo cromático y a partes iguales se derivará un color terciario.