6.3. Psicología de la Gestalt
Por su relación con la percepción y la construcción del espacio, es necesario destacar la aportación de la psicología de la Gestalt, fundada en Alemania en 1912. Al mismo tiempo que en la imagen tenía lugar el derrumbe de la perspectiva como modelo espacial absoluto, surgieron los estudios de la Gestalt con interesantes contribuciones desde las que sostener la nueva arquitectura espacial de la imagen. Las aportaciones más destacadas fueron dos nuevos conceptos introducidos en la fenomenología de la imagen: el de figura y fondo y el de forma y estructura, que permitieron comprender la profundidad del espacio bajo nuevos parámetros que ponían en jaque la exclusividad del mismo asociado a la tridimensionalidad.
El concepto de figura y fondo apareció como alternativa a la comprensión de la profundidad del espacio del modelo del punto de vista monofocal. Se trataba de una relación mucho más flexible y abierta, que aun jerarquizando el espacio a partir de indicar que existe un centro de interés en la misma, la relación de este con el resto de la imagen se estableció a partir de relaciones que podían llegar a ser muy sutiles. Era un tipo de relación que se adaptaba perfectamente al espacio en movimiento de la nueva imagen tecnológica y, además, era capaz de aglutinar distintas imágenes aunque estas provinieran de distintos orígenes.
El concepto que estableció interacciones entre la forma y la estructura puso en relación las propiedades formales de la imagen con el esquema mental sobre las que se sostenía. La imagen se consideró percibida a partir de esquemas mentales interiorizados en la mente del espectador a partir de su propia experiencia visual y las formas que se adaptaban a ellos automáticamente pasaban a ser percibidos como pertenecientes a dicha categoría de imagen. El hábito de visión era el responsable del reconocimiento automático de los objetos habituales. Sin embargo, estos esquemas mentales también podían establecer relaciones con las formas geométricas esenciales, lo que también permitía la construcción de relaciones formales a partir de esquemas que no se identifican necesariamente con objetos físicos.
Se llamó abstracta a la pintura cuando las formas que contenía no se podían asociar a ninguna estructura de un objeto conocido, pero sí podían establecerse otros tipos de relaciones que organizasen de alguna manera dichas formas. Este concepto fue importante para pasar a trabajar con la imagen ya que permitía superar la barrera entre lo mimético y lo abstracto, posibilitando que ambos pudieran coexistir simultáneamente. El libro de Wicius Wong Fundamentos del diseño bi- y tri-dimensional (1985) puso de manifiesto la relación de los conceptos de forma y estructura con el diseño gráfico, y por ello se convirtió en una muestra de cómo las ideas de la psicología de la Gestalt pasaron a forman parte del trabajo del espacio propio de esta nueva disciplina.
La psicología de la Gestalt fue la primera teorización integral del espacio de la mente como contraposición al espacio físico, lo cual significó poner en relación percepción y pensamiento. Su teórico más destacado fue Rudolf Arnheim, cuya obra Arte y percepción visual (1979) fue una de las más importantes para entender estos conceptos.
Puso el acento en los aspectos formales de la imagen como medio indispensable de la transmisión de significados y destacó la importancia del montaje en el proceso creador del cine. Consideró que la imagen se construía a partir de la fragmentación del tiempo y el espacio, estableciendo con ello una mayor relación del cine con el arte que con la realidad. Puso de relieve los aspectos formales de la obra de arte que había en potencia en la imagen en movimiento, anunciando con ello las bases conceptuales de lo que serían los motion graphics cuando la tecnología necesaria para llevarlo a cabo lo hiciera posible.