6.2. Diseño gráfico
El nacimiento del diseño gráfico como disciplina, con sus epicentros más representativos en la escuela de la Bauhaus (entre 1919 y 1933) y la Rusia posterior a la revolución de 1917, significó la puesta en primer término del uso del espacio como herramienta de trabajo. En la propia concepción de la disciplina, se encuentra la utilización de cualquier medio formal que pueda ser útil en función de la efectividad comunicativa. Se trabajaba con la forma por sí misma independientemente de cualquier otra consideración, lo que la llevó desde los inicios a poner de relieve las formas geométricas, especialmente las más sencillas, precisamente porque este tipo de formas mantienen una esencial relación con el espacio, es decir, el espacio les es connatural. La interacción entre formas geométricas volumétricas o planas llevó, de forma natural, a encontrar relaciones espaciales más allá de la representación de la tridimensionalidad.
El nacimiento del diseño paralelamente a las vanguardias artísticas puso de manifiesto cómo las nuevas potencialidades del espacio recientemente descubiertas se transmitían al gran público a través de los medios de difusión en los que, progresivamente, se iba introduciendo el diseño gráfico.

Los diseñadores pusieron en primer término la importancia de la tipografía en la comunicación y, a partir del amplio juego que ofrecía la utilización de sus formas, esta se introdujo en el espacio de la imagen. Las formas abstractas tipográficas pasaron a convivir simultáneamente con la fotografía, las formas geométricas, las texturas, etc., e interactuaban entre ellas, de tal manera que en su conjunto la convivencia de las distintas tipologías de imágenes no hacía más que constituir una imagen compuesta.
