5. La vanguardia cinematográfica

5.5. Expanded cinema

El Expanded cinema fue un importante movimiento para la consolidación de la imagen tecnológica que tuvo lugar con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial y que se desarrolló a lo largo de toda la segunda mitad del siglo xx. A diferencia del movimiento artístico del cine de vanguardia, este movimiento tuvo reconocimiento social y estaba fuertemente organizado. Fue un movimiento amplio asociado a tres innovaciones tecnológicas que surgieron progresivamente, sin implicar que sus participantes desecharan una tecnología para apuntarse a la siguiente, sino que las distintas tecnologías de los media podían ser usadas con simultaneidad.

La primera de estas tecnologías fue la asociada al cine y que –ya con más de medio siglo a cuestas– había alcanzado una etapa tecnológicamente madura. La segunda fue la surgida de la tecnología del vídeo, que había significado un importante abaratamiento de costes, así como una mayor versatilidad de los equipos tecnológicos. Finalmente, apareció la tecnología de la computación gráfica, que a partir de su nacimiento en los años sesenta se iría introduciendo con mucha fuerza en el terreno de la imagen, con la particularidad de tener la capacidad de producir imágenes por sí misma, a diferencia de las tecnologías de la imagen en los movimientos precedentes.

Se trataba del cine independiente o experimental, en definitiva, de cine de vanguardia, que había tenido sus orígenes en el período de entreguerras y que incluyó tanto al videoarte como al arte digital, y que fue bautizado con el término Expanded cinema de la mano de Youngblood, por su libro del mismo nombre publicado en 1970. El concepto de Expanded cinema combinó las ideas de relacionar el cine como punto de partida histórico de los media junto con el de la expansión, poniendo así de relieve la relación de estos media con la mente y, por lo tanto, acentuó la gran trascendencia que le concedía a la investigación creativa audiovisual en comparación con las versiones más clásicas de las mismas, esto es, el cine y la televisión comercial.

William Raban (1973). Diagonal.

En las exploraciones de los artistas enmarcados en este movimiento –habitualmente expuestos en formato de montajes–, por diversos caminos se cuestionaba la imagen única, buscando con ello tanto la simultaneidad como la creación de un espacio envolvente de imágenes y sonidos, es decir, la situación del espectador en escenarios alternativos en relación con la imagen. A la vez que las imágenes se volvían simultáneas se pasaba de la narrativa única a la múltiple, y, como consecuencia de todo ello, el espacio y el tiempo se fragmentaban y se expandían en diferentes direcciones. Eran, de hecho, composiciones con imágenes en movimiento de diferentes procedencias que, de una manera u otra, eran unidas o puestas en contacto, y con ello ponían de manifiesto que la unidireccionalidad de la imagen era claramente insuficiente para atender las necesidades y las posibilidades de su utilización. Fue un claro alegato sobre la potencialidad de la imagen a la que consideraban abierta a ir más allá de la utilización habitual en el terreno del ocio propio de la industria audiovisual.

Entre los videoartistas independientes destacaron diversos autores como Andy Warhol, Bill Viola y Zbigniew Rybczynski, que supo utilizar la tecnología para crear imágenes compuestas sorprendentes: Tango (1980) y The orchestra (1990). Su trabajo fue más próximo a las expresiones artísticas de los motion graphics y toda la corriente del arte digital.

Zbigniew Rybczynski (1980). Tango.
Zbigniew Rybczynski (1990). The orchestra.