4.1. Introducción
Los avances tecnológicos marcaron el camino por los cuales se iban abriendo posibilidades al trabajo creativo con las imágenes en movimiento; algunos resultaron fundamentales en su transcurso, como la aparición del sonido, el color y la televisión. La relación entre la música y la imagen se halla en el corazón mismo de los motion graphics, de manera que la visualización de la música o la música con imágenes tenía ya un largo recorrido conjunto cuando tuvo lugar el acontecimiento crucial de la introducción de la banda sonora en el cine en 1927. Las expresiones más experimentales trabajaron desde el inicio con la unión de formas abstractas y música en directo, surgiendo al mismo tiempo el interés por la unión entre lo auditivo y lo visual, ya que la imagen al acceder al movimiento trabaja ya con la temporalidad, y planteó simultáneamente la cuestión de la sincronización audiovisual.
La sincronización en el cine narrativo estuvo claramente definida tanto por los movimientos labiales como por el uso de los efectos de sonidos. En cambio, en la comunicación de base metafórica se establecía una relación mucho más indeterminada, relacionada más con ritmos, sensaciones generales y encuentros cruciales en los puntos de inflexión.
La unión entre la imagen en movimiento y la música en la cinta de celuloide puso de manifiesto la radical naturaleza que le era propia a cada una de ellas. La naturalidad con la que la música se adaptó a la temporalidad y al movimiento era un nítido reflejo de su carácter intrínsecamente temporal. En cambio, la imagen tardó años en hacer dicha adaptación puesto que solo la imagen obtenida con la cámara lo había alcanzado, pero las expresiones que no se basaban en la imagen mimética lo tuvieron más complicado. Fue por ello que los motion graphics como tales no nacieron hasta que el dominio de la imagen en movimiento estuvo resuelto en todas sus facetas, cosa que no ocurriría hasta la llegada de la imagen digital. La imagen es en esencia espacial, como lo indica toda la tradición del arte precedente, y se adaptó a la tecnología del movimiento por la vía más fácil, es decir, aquella que tecnificó la cámara oscura y, por lo tanto, se limitaba a la imagen que se situaba delante de la cámara. Sin embargo, cuando se trataba de trabajar más allá de dicha imagen automática y se ponía en juego el espacio mismo, el tema se complicaba enormemente y fue necesario el desarrollo de tecnologías diversas, más allá de la cámara cinematográfica, que lo hicieran posible.