2. Hollywood y los efectos visuales

Al convertirse el cine en una industria y un negocio, los efectos especiales se convirtieron en un importante medio de atraer público a las populares salas de cine que se abrían en gran número en las ciudades y, además, hacerlo por los medios más económicos posibles. Su epicentro, a partir de la Primera Guerra Mundial (una vez barrida la fuerte industria cinematográfica europea), se situaría en Hollywood, donde mayor empeño se puso en la utilización y en el desarrollo de los mismos. Esta presión condicionó plenamente la dirección de los inventos y los medios que debían desarrollarse, lo cual tuvo como resultado que el cine pasara a identificarse casi exclusivamente por su carácter narrativo, algo que no tenía por qué haber sido así necesariamente.

Se exploraron todos los medios posibles y a menudo sorprendentes para la obtención de imágenes espectaculares. Sirva como interesante ejemplo del ingenio utilizado una escena de la película de Charles Chaplin Tiempos modernos, de 1936. Los efectos se producían por diferentes medios: ya fuera delante mismo de la cámara, utilizando la manipulación de la cámara misma y también en el laboratorio. El uso de distintos tipos de máscaras –o reservas– para cubrir parte de la imagen pronto fue una estrategia común, con el fin de unir imágenes pertenecientes a tiempos distintos pero que en la imagen final aparecían simultáneamente. Ello dio con el concepto de composición tecnológica en el audiovisual, es decir, la obtención de una imagen final creada a partir de la suma de distintas imágenes.

Por lo que se refiere a la obtención de imágenes compuestas, centraremos la atención en aquellas que tecnológicamente se obtuvieron a partir del trabajo en el laboratorio.

Las máscaras estáticas iniciales fueron dando paso al travelling matte, la cinta que, utilizada de forma paralela a la imagen de la que se quería extraer una parte de la misma, contenía la información sobre sus límites y contornos, así como la transparencia de la misma, a partir de blancos, negros y grises. Una característica de la imagen compuesta analógica es que las «costuras» entre las distintas imágenes, es decir, los perfiles de la unión entre ellas eran visibles, aunque cada vez menos con el paso de los años.