Introducción

Los motion graphics como los conocemos hoy nacieron con la tecnología digital de la imagen a mediados de los años ochenta del siglo pasado; el origen del término se encuentra en la empresa creada por John Whitney en 1960 con este mismo nombre. Tan cierto como que la paternidad debe asociarse a la imagen digital, lo es también que fue con la tecnología analógica precedente donde se pusieron los fundamentos de esta expresión cultural de la imagen audiovisual.

Sus orígenes están asociados al nacimiento de la imagen en movimiento, es decir, con el invento del cine en 1895 de la mano de los hermanos Lumière. La capacidad de las cámaras cinematográficas de asociar la imagen con el tiempo supuso un profundo cambio de grandes consecuencias, un fenómeno de gran trascendencia social y cultural. En un acelerado proceso que tuvo lugar a lo largo del siglo xx, la imagen pasó de construirse mecánicamente a hacerlo digitalmente, consolidándose por el camino el origen tecnológico de la misma.

Simultáneamente a dicho proceso tecnológico, tuvieron lugar aportaciones estéticas igualmente trascendentes que configuraron la imagen bajo nuevos supuestos que poco tenían que ver con la tradición de la imagen monofocal heredada del invento de la perspectiva en el Renacimiento. La intersección creativa de los nuevos presupuestos estéticos con las tecnologías asociadas a la evolución de la imagen en movimiento producirían los fenómenos artísticos que estuvieron en el origen de la conformación de lo que, con la llegada de la tecnología digital, se constituirá como los motion graphics.

Este proceso paralelo que es tanto conceptual, por la formación de nuevos conceptos sobre lo que se pasó a entender por imagen, como tecnológico, ya que con ella se configuró el camino de la nueva imagen tecnológica, no fue en absoluto lineal. Así como el desarrollo tecnológico tuvo como motor las exigencias de una cada vez más poderosa industria cinematográfica, los nuevos conceptos de la imagen tenían muchas dificultades para materializarse cuando se trataba de hacerlo por medio de la imagen en movimiento. La industria de la imagen fue creando los instrumentos tecnológicos al servicio de las exigencias de un creciente mercado de la imagen, cuyo objetivo era la consolidación de una determinada manera de entender la imagen, y cuyos orígenes estaban plenamente emparentados con la tradición de la imagen monofocal precedente. De esta contradicción surgirían las dificultades para la consolidación de los motion graphics durante el período analógico de la imagen en movimiento, que solamente pudieron ser superados con la llegada de la tecnología digital.

Tecnológicamente, el desarrollo vino de las demandas de la industria cinematográfica, que exigía unos efectos especiales cada vez más espectaculares por su capacidad de atraer público a las salas de exhibición. Con ello, el trabajo de laboratorio fue adquiriendo mayor relevancia y se constituyeron, a medida que ganaban peso en la producción, lo que se conoció como efectos visuales dentro de los efectos especiales. Nació así el concepto de posproducción y lo que, con la llegada de la imagen digital, desembocó en lo que se conocería como composición digital.

La imagen compuesta de los efectos visuales estuvo en el origen del nacimiento del software de composición, como el After Effects. La interpretación creativa de dicho software puso en relación la captación del mundo exterior –la realidad física que nos rodea– junto con el pensamiento –la realidad mental que configura cada una de las subjetividades–. De ambos mundos, tanto el físico como el mental, se nutrió la base creativa que configuró los motion graphics.