2. Elementos del dibujo
2.1. Espacio, punto, línea y tono
«Para aprender a dibujar y a dar al dibujo un uso efectivo como instrumento de diseño es indispensable adquirir ciertas artes fundamentales como trazar líneas y aplicar tonos.»
(Ching, 1998/2010, pág. 2)
Seguramente estaremos de acuerdo en que un componente distintivo del dibujo es la línea, y muchas veces, cuando pensamos en la disciplina, la relacionamos con ese elemento gráfico, pero también hay que decir que el punto, el tono y el espacio son igualmente válidos para definir el campo.
Para conseguir una mejor comprensión de los mismos tomaremos una postura analítica, es decir, los estudiaremos de manera independiente.
Donis A. Dondis recomienda:
«Para analizar y comprender la estructura total de un lenguaje es útil centrarse en los elementos visuales, uno por uno, a fin de comprender mejor sus cualidades específicas.»
(Dondis, 1973/2007, pág. 54)
Comenzaremos haciendo una diferenciación entre espacio y plano, y luego continuaremos con el punto, la línea y el tono.
Espacio
Hablamos de espacio para referirnos, por un lado, al fenómeno psicológico a través del cual la figura se separa del fondo y, por otro, a la experiencia perceptual que se produce a través de las posiciones, formas, distancias, dimensiones, direcciones y movimientos que establecen los cuerpos representados al relacionarse entre sí.
Plano
Para Kandinsky, el plano básico es «la superficie material destinada a abarcar el contenido de la obra» (Kandinsky, 1923/1995, pág. 129).
Más allá de posibles excepciones (como el dibujo sobre vasijas o esculturas, o el ya mencionado Tilt Brush), la característica fundamental del plano es su doble dimensión: vertical y horizontal.
El punto
Para Dondis, el punto es la unidad más simple de la comunicación visual (Dondis, 1973/2007, pág. 55).
Al observarlos, los puntos pueden conectarse y, de esta manera, dirigir la mirada:
Si se disponen muy cerca uno del otro, pueden crear formas y figuras:
Y, en gran densidad, también dar la sensación de tono:
La línea
Si hay un elemento que define el dibujo por excelencia este es la línea.
En Vision and Art: The Biology of Seeing, la neurobióloga Margaret Livingstone argumenta que la representación lineal está basada en la existencia de los contornos –los bordes entre regiones de diferente color o iluminación– que son interpretados como líneas por los dibujantes. Para la autora, los dibujos lineales pueden ser excelentes representaciones de la realidad, pero debemos tener en cuenta que existen muy pocas líneas en el mundo real (Livingstone, 2002/2008, pág. 61).
Efectivamente, si nos detenemos a pensar un momento, veremos que lo que muchas veces definimos como líneas son en realidad cambios de tono en una o más cosas, o bien los límites o fronteras de una cosa con otras (ya sea un fondo u otra cosa).
Dondis dice que «la línea raramente existe en la naturaleza», si bien acepta que puede manifestarse en algunos fenómenos visuales como las grietas en la acera, los cables telefónicos cuando se recortan contra el cielo, las ramas sin hojas de los árboles durante el invierno, etc. (Dondis, 1973/2007, pág. 58). Para Dondis, la línea se utiliza como un elemento visual que sirve para expresar la yuxtaposición de dos tonos:
«La línea se emplea muy a menudo para describir esa yuxtaposición y cuando así se hace es un procedimiento artificial.»
(Dondis, 1973/2007, pág. 58)
Con esto Dondis quiere decir que la línea es sobre todo un fenómeno cultural, una convención que utilizamos para comunicar ideas dentro del ámbito del dibujo porque, básicamente, como puntualiza más adelante, «la línea describe un contorno» (Dondis, 1973/2007, pág. 58).
Según Ching, «generalmente se considera que la esencia del dibujo es la línea», aunque este autor también reconoce que el campo también puede incluir elementos como el punteado y la pincelada (tono) que a su vez pueden ser interpretados como líneas.
Tipos de línea
Existen muchas posibles clasificaciones de la línea, unas cuantas se centran en el resultado, otras en la manera de producirlas (incluyendo la velocidad del trazo, la actitud con la que se realizan, o la forma de coger el material con el que se ejecutan).
Edwards clasifica los estilos de línea de la siguiente manera: línea enérgica, línea rota (o línea repetitiva), línea pura (fina y pura), y la línea que aparece y desaparece (un tipo de línea que, por ejemplo, comienza oscura, luego se desvanece y luego vuelve a hacerse oscura) (Edwards, 1979/2000, pág. 53).
Evidentemente, este no deja de ser un tipo de clasificación personal, por ejemplo, a la línea que aparece y desaparece suele llamársele línea con acentos, línea rítmica o incluso línea gestual. Por otro lado, a la línea pura en el campo del cómic se la conoce como «línea clara». Con esto quiero decir que los términos usados en estas clasificaciones no dejan de ser parciales (de ámbitos específicos) y, a veces, incluso subjetivos (que dependen del autor o del artista que se refiere a ellas).
De todas maneras, conocer estas clasificaciones nos puede dar una idea de algunos de los tipos de línea usados más frecuentemente.
Velocidad
Como decíamos, una de las maneras de clasificar los tipos de línea es a partir de la velocidad con la que se realizan los trazos.
Los trazos que se realizan rápido, si bien pueden perder un poco el control, suelen presentar un carácter enérgico y seguro, mientras que aquellos que se realizan muy lentamente suelen mostrar fluctuaciones que pueden leerse como un trazo inseguro.
Dirección
Estilo
Maneras de coger el lápiz para producir diferentes tipos de línea
Quizás, la manera más habitual de coger el lápiz es aquella que es idéntica a la que usamos para escribir. Con este sistema, el movimiento se reduce a los tres dedos que sujetan el lápiz y los otros dos sirven de apoyo, lo cual nos permite tener un gran control de la línea en tramos muy cortos mientras vamos deslizando la mano gradualmente. Es posible que existan maneras similares a esta forma de coger el lápiz, pero a lo que nos referimos es a un sistema básico en el que buscamos un gran control y trabajamos moviendo únicamente la punta de los dedos. Por ejemplo, hay personas que utilizan una variante de la misma en la que, en lugar de apoyar el lápiz entre tres dedos, lo hacen usando dos, cuatro o cinco.
Otra manera, ya no tan habitual, es aquella en la que cogemos el lápiz con todos los dedos. Con este sistema el movimiento proviene del hombro –aunque dibujaremos con todo el brazo–, lo cual nos permite conseguir líneas largas, seguras y rápidas trabajando sobre superficies grandes (por eso suele usarse, por ejemplo, cuando trabajamos sobre caballete en el momento de hacer el encaje). Este método es también ideal para producir tonos sombreados regulares, en los que no marcaremos el papel.
Una manera fácil y rápida para aprender este método es apoyar el lápiz sobre la mesa y cogerlo con los cinco dedos a modo de pinza. Después, sin cambiar la posición, dibujar líneas y producir sombras en el papel. Deberemos practicar hasta que nos sintamos cómodos, ya que es un método muy recomendable para esbozar rápidamente.
El tono
Para Dondis, «vivimos en un mundo bidimensional y el tono es uno de los mejores instrumentos de los que dispone el visualizador para indicar y expresar esa dimensión» (Dondis, 1973/2007, pág. 63).
Ching dice que, si bien las líneas son un elemento esencial para delimitar el contorno y la forma de los objetos, no bastan para definir algunas características importantes de la superficie y el volumen de los mismos:
«Para acentuar las formas y modelar sus superficies hacemos uso de los tonos. La interacción de estos nos permite comunicar una sensación intensa de luz, masa y espacio, y combinándolos con las líneas y tonos creamos la sensación y apariencia táctil que denominamos textura.»
(Ching, 1998/2010, pág. 39)
Conclusiones
Un componente distintivo del dibujo es la línea, pero también el punto, el tono y el espacio son igualmente válidos para definir el campo.
Existen diferentes tipos de líneas que pueden expresar diversas sensaciones.
Hay dos maneras básicas de coger el lápiz: una se utiliza para momentos en los que necesitamos gran control, y la otra, para situaciones en las que necesitamos cubrir más superficie o dar tonalidades. En la primera trabajamos usando solamente los dedos, mientras que en la segunda trabajamos con todo el brazo.