1. Introducción
1.3. Materiales para el dibujo
Como todos sabemos, los materiales básicos para dibujar pueden ser simplemente un bolígrafo y una hoja de papel, pero existen algunos materiales que tienen una larga tradición en el dibujo.
La relevancia del estudio, y fundamentalmente el uso, de los materiales tradicionales se basa en la idea de que cuanto más amplio sea nuestro conocimiento y dominio de los mismos, más posibilidades expresivas tendremos.
De todas formas, también es importante no limitarse exclusivamente al uso de los materiales tradicionales para abrir la posibilidad a nuevas maneras de crear que resulten más afines con nuestra sensibilidad e intereses particulares.
Al final de este capítulo, propondremos algunas estrategias que quizás ayudarán a encontrar nuevos caminos creativos a través del cuestionamiento de los soportes, el uso de materiales alternativos y la práctica de técnicas experimentales.
1.3.1. Materiales tradicionales
Algunos materiales, como por ejemplo el carboncillo, tienen como característica principal una larga tradición de uso. Otros, sin embargo, se utilizan desde hace relativamente poco, como la pintura acrílica, el aerógrafo, los rotuladores o incluso las tabletas digitales, que ya son de uso frecuente desde hace más de veinte años.
Lo que debemos pensar es: ¿por qué será que el lápiz es un instrumento tradicional del dibujo?, ¿por qué, en la época de la tecnología digital, la gente sigue utilizando el carboncillo para hacer cierto tipo de trabajos?, ¿qué aporta ese material que no aporta, por ejemplo, una tableta digital? (y lo mismo sería aplicable a unos cuantos de los materiales que enumeraremos más abajo).
Podemos arriesgarnos a decir que se ha establecido una tradición porque esos materiales han demostrado ser efectivos en ciertos usos particulares. Por ejemplo, el lápiz es un buen instrumento para tener mucho control trabajando sobre superficies relativamente pequeñas, y el carboncillo es más efectivo para manchar y crear volúmenes o sombras muy rápidamente trabajando sobre soportes de tamaño mediano y grande. Como veremos a continuación, cada material tiene sus puntos fuertes y sus puntos débiles, por eso nos conviene conocerlos e intentar acompañar al material y no a la inversa.
También es importante recalcar que los materiales deberían ayudarnos a expresar nuestras ideas con la máxima facilidad posible (evidentemente, después de que hayamos dedicado unas cuantas horas a intentar «dominar» el material). Solo a través de la práctica seremos capaces de observar qué materiales son los más idóneos para nosotros y nos permiten expresar nuestros pensamientos visuales de la mejor manera posible.
Finalmente, hablando de materiales, podríamos introducir preguntas como: ¿dónde acaba el dibujo y empieza la pintura?, ¿un dibujo no puede ser en color y una pintura no puede ser en blanco y negro?, ¿hay materiales propios de una disciplina que debamos excluir de la otra? Aunque en este texto el tema que nos ocupa es el dibujo, queremos aclarar que, a nuestro modo de ver, pese a existir diferencias entre dibujo y pintura, no existe una línea clara ni inamovible que separe ambas disciplinas, por lo que hay materiales, soportes, técnicas, resultados o intenciones que son totalmente compartidos.
A continuación, describiremos solo algunos materiales del amplio espectro existente en el mercado.
Aunque también mencionaremos algunos materiales adicionales que pueden resultar interesantes para expandir nuestras posibilidades expresivas.
Carboncillos
Los carboncillos tienen una larga tradición en el dibujo. Es un material que ha sido utilizado durante varios siglos por su ductilidad y posibilidades estéticas. Los carboncillos provienen de la madera del sauce, la vid u otras maderas ligeras hechas carbón, y suelen encontrarse en diversos tamaños.
Semejante a los lápices, pueden presentar diferentes grados de dureza, lo cual permitirá obtener diferentes niveles de tonalidad. Este material ofrece la posibilidad de ser usado para dibujos lineales y/o tonales. Se utiliza sobre todo para trabajos de formato grande. Puede servir para hacer trazos precisos si se trabaja con la punta de la barra o ser utilizado para cubrir grandes zonas cuando se usa de costado (lo que permite obtener amplios tonos degradados).
Si bien puede usarse sobre diferentes tipos de soporte –incluyendo lienzos sobre los que posteriormente se pinta sobre el propio trazo del carboncillo–, si nuestra intención es usarlo para dibujar, entonces es recomendable usarlo en algún tipo de papel con abundante diente, es decir, un soporte que retenga el material desmenuzado en su superficie granulada.
Decimos que es un material dúctil, principalmente, porque sirve para producir efectos tonales y sombreados de manera muy rápida y efectiva; porque se puede borrar fácilmente con un trapo, un papel o con la goma miga de pan; y también porque se puede combinar con otros materiales como difuminos, un trapo, papel o incluso las yemas de los dedos pinceles humedecidos.
Ahora bien, este material también presenta algunas desventajas; quizás la más destacable es la facilidad con la que el material puede removerse del papel. Si bien es cierto que anteriormente mencionábamos este punto como virtud, ahora nos referiremos a su aspecto negativo ya que, sin desearlo, podríamos «borrar» trazos que nos interesan. Por eso, una vez que nuestro trabajo está acabado, es necesario fijar el material utilizando un aerosol. Esto debe realizarse teniendo en cuenta algunas precauciones (que mencionaremos más adelante). Por otro lado, cabe destacar la dificultad de usar este material a la hora de realizar trabajos pequeños. El último punto que puede ser negativo es la «suciedad» del material, lo cual puede ser todo un riesgo tanto si tenemos intención de manipular papel limpio después de dibujar o si dibujamos en un lugar muy pulcro que utilicemos para realizar trabajos de presentación. Por esta razón, muchos profesionales suelen usar tableros especiales reservados únicamente para el uso del carboncillo.
Cretas
Las cretas son barras compactadas hechas con pigmentos en polvo, arcilla y algún tipo de aglutinante. Tienen una consistencia más dura que el carboncillo y se presentan en distintos colores: sepia, sanguina, blanco o negro. Permiten el trazo de líneas muy precisas, ya que podemos apoyarnos sobre el propio material y de esta manera conseguir un gran control.
También permiten la realización de una gran variedad de tonos, y se pueden difuminar fácilmente con los dedos, difuminos, trapos, etc. Aunque no son de tan fácil borrado como el carboncillo.
El gran inconveniente de este material es su excesiva fragilidad; por ello, debemos asegurarnos de conservarlo en algún tipo de estuche sólido (ya sea de plástico o de latón).
Una vez acabado el trabajo, también es muy recomendable fijarlo utilizando aerosol.
Lápices de grafito
El lápiz tiene una tradición mucho más reciente que, por ejemplo, el carboncillo; según Laing y Saunders-Davies, el lápiz se inventó en 1564. (Laing y Saunders-Davies, 1988, pág. 40). Consiste en una mina de grafito recubierta de madera. El grafito es un mineral negro y lustroso formado por carbono cristalizado que deja un trazo gris y brillante. Se encuentra en la naturaleza, pero también se puede producir de forma artificial.
Lápices de grafito varían en función de la calidad de la madera y la dureza de la mina. El componente principal de la mina es el grafito mezclado con arcilla y un poco de cera. Cuanta más arcilla contenga la mina, más duro será el lápiz, y cuanto más grafito contenga, más blando será y más negro dibujará. El sistema europeo utiliza la H (hard en inglés) para definir su dureza, la B (black en inglés) para definir el grado de oscuridad y la F (fine en inglés) para la finura. Según este sistema, los lápices de gama blanda van del 9B (el más blando y negro) al B, los de gama media son el HB y el F, y los de gama dura van del H al 9H (el más duro).
Las características fundamentales del clásico lápiz de grafito son: permite tener mayor control que el carboncillo y suele utilizarse sobre superficies relativamente pequeñas; por ejemplo, desde un formato A6 a un formato A3 (a partir de A2 es recomendable utilizar un material que cubra la superficie más rápidamente, ya sean carboncillos, cretas o barras de grafito)[2].
Una nota sobre el cuidado de este material: es importante evitar los golpes y las caídas, ya que provocan la ruptura de la mina en el interior del lápiz. También es recomendable adquirir protectores para la punta de los lápices, especialmente si nos gusta guardarlos afilados y/o mantener el estuche limpio.
Sobre todo, una vez que acabamos de trabajar con la gama blanda, es recomendable fijar el trabajo usando aerosol. Otra alternativa, no tan efectiva, es colocar un papel protector sobre el trabajo, asegurándose de que queda bien fijo, ya que si el papel protector tiene movimiento el grafito se correrá.
Grafito
Como indica su nombre, este material consiste en una mina de grafito que no está recubierta por una barra de madera. También se clasifica mediante el sistema H, B y F que hemos explicado anteriormente.
La característica principal de este material es que permite un control casi tan efectivo como el del lápiz, pero al mismo tiempo ofrece la capacidad de cubrir superficies grandes más rápidamente, ya que además de usarlos de punta se pueden usar con los laterales.
Se afilan con la misma facilidad que el lápiz, es decir, usando un sacapuntas. De la misma manera que los lápices, si se quieren conservar con punta también conviene utilizar un protector de puntas.
El grafito también viene en formatos de barra (de diferentes valores), que son muy útiles para cubrir grandes superficies en poco tiempo y también conseguir trazos gestuales de intenso vigor.
Al igual que cuando trabajamos con lápices blandos, es recomendable fijar el trabajo con aerosol una vez que lo damos por terminado.
Difuminos
Son rollos de papel de estopa acabados en punta que sirven para esfumar los dibujos. Este material puede utilizarse en combinación con cualquiera de los materiales mencionados anteriormente (carboncillo, cretas, grafito, lápices de grafito) y también con otros (conté, lápices de color, pasteles, ceras acuarelables, etc.).
Goma maleable o miga de pan
Es un tipo de goma suave que sirve para borrar tanto lápiz como carboncillo y pastel.
Como hemos mencionado anteriormente, este material, además de corregir errores, sirve para producir «luces» sobre los sombreados, es decir, recuperar el color original del papel. Para conseguir este efecto, es recomendable practicar diferentes niveles de presión con la goma sobre el material que deseamos «iluminar». Veremos que simplemente apoyándola sobre el carboncillo conseguimos retirar una buena parte del material.
Cuando la goma ha quedado saturada de carboncillo o grafito y comienza a ensuciar, es necesario girarla de manera que veamos que emerge un área limpia que quedará a la vista y presenta el color original del material (en general, gris o celeste).
Respecto a la durabilidad de estas gomas, variará considerablemente dependiendo del material sobre el que se haga servir; por ejemplo, si las utilizamos con carboncillo, durarán muchísimo menos que si las utilizamos exclusivamente con lápiz, pero incluso si las utilizamos con la gama más blanda de los lápices de grafito, durarán menos que si las utilizamos con la gama media. Por ello, una posibilidad es partir la goma y reservar cada trozo para utilizarlo exclusivamente con un material u otro.
En relación con el cuidado de la goma maleable, idealmente debería guardarse dentro de un envoltorio plástico –como film transparente o una bolsita ziplock– que ayude a protegerla del polvo, la punta de los lápices, etc.
Por último, tal vez es útil mencionar cuándo debemos deshacernos de una goma de este tipo: sabemos que una goma de miga de pan debe descartarse cuando –aunque la hayamos girado previamente–, en lugar de borrar, comienza a ensuciar el papel.
Goma de plástico
Este material se clasifica de acuerdo a los diferentes tipos de dureza del plástico con el que está fabricado. Algunas variedades son muy suaves y no agreden excesivamente el papel, y otras sirven para eliminar y borrar trazos definitivamente, pero debemos ir con cuidado con la abrasión que pueden llegar a producir al frotarlas demasiado fuerte sobre la superficie del papel.
Si queremos asegurarnos de proteger el papel de posibles arrugas, a la hora de borrar conviene apoyar los dedos índice y pulgar de la mano opuesta a la que usamos para borrar en forma de L y borraremos solo dentro de la superficie que va de la punta de un dedo al otro.
Tinta china
La tinta china, muy usada para caligrafía china y japonesa, es excelente para realizar experimentos gráficos y lograr acabados duraderos. Además, es fácil de conseguir y sencilla de manipular. Su composición (a base de carbón de árboles no resinosos u hollín de aceites vegetales, agua y aglutinante) es muy estable químicamente y no empalidece con la exposición prolongada a la luz. Antiguamente solía usarse a partir de barras sólidas que eran frotadas sobre piedras rugosas, moliendo el material y mezclándolo con agua hasta conseguir la densidad deseada. Hoy en día, encontramos tintas líquidas ya preparadas.
Una precaución a tener en cuenta durante su uso es evitar hundir demasiado la pluma o el pincel en la tinta, pues la tinta llegaría a la base de la pluma o a las raíces del pincel, y eso no suele ser deseable. También es recomendable probar el material en un trozo de papel que colocaremos entre el tintero y el papel sobre el que trabajaremos. De esta manera, nos aseguraremos de que no haya un exceso de tinta. Además de con un pincel, la tinta china también se suele usar con plumilla o caña de bambú.
En relación con el cuidado del material, una vez que hemos acabado es importante asegurarse de tapar bien el frasco. Debemos evitar dejar el frasco destapado porque este material se evapora con facilidad, especialmente durante las estaciones de calor. En caso de que suceda, si la tinta aún está blanda, puede diluirse nuevamente con una pequeña cantidad de agua destilada.
Plumas
Solemos llamar pluma al instrumento que combina portaplumas y plumín.
Las plumas son instrumentos que pueden utilizarse tanto en dibujo como en tipografía y, por lo tanto, una de las características de este material es su plurivalencia.
El portaplumas es una pieza de madera sobre la que encajaremos los diferentes plumines.
Los plumines metálicos vienen de diversos grosores y durezas. Considerando que este es un medio expresivo que permite interesantes resultados gráficos, es importante encontrar el tipo de plumín que mejor se adapte a nuestras necesidades. Los plumines pueden cargar cierta cantidad de tinta, lo cual permite utilizarlos sin necesidad de sumergirlos tan frecuentemente como, por ejemplo, las cañas.
En relación con el cuidado del material, es importante evitar que la tinta se seque sobre la pluma; por ello, es recomendable utilizar un trapo o un papel mientras se trabaja para ir limpiando la punta regularmente, y especialmente antes de guardarlas.
Una vez que damos por terminado un trabajo realizado con pluma, es importante asegurarse de que la tinta está bien seca antes de guardarlo.
Cañas de bambú
Una característica importante de este material, especialmente en relación con los plumines, es que no tiene un canal donde cargar la tinta; por esa razón, es necesario sumergirlo muchas veces en el tintero. El trazo variará en relación con la forma en que esté cortada la punta.
Este instrumento permite trazar líneas gruesas y vigorosas. Por esa razón, es una herramienta fantástica para experimentar y conseguir resultados inesperados de gran valor gráfico.
Otro aspecto positivo de las cañas es que, a diferencia de los pinceles y las plumas, no exigen demasiada limpieza una vez que acabamos; con que las sequemos con un papel de cocina o servilleta será suficiente.
Rotuladores
Los rotuladores pueden dividirse en dos grupos básicos: los de base alcohólica y los de base acuosa. Aunque, al igual que los pinceles, también pueden clasificarse de acuerdo al tipo de punta (fina, gruesa, pincel, cincel), o por el número de puntas (una, dos o tres).
Los rotuladores de base alcohólica suelen utilizarse para trabajos en los que el tono y la verosimilitud de la representación son clave. Suelen usarse en los campos del diseño industrial, diseño arquitectónico, diseño gráfico, storyboards y concept art, si bien las tabletas digitales los han desplazado bastante. Su punto fuerte es que permiten obtener tonalidades usando un único material (sin necesidad de pincel, pintura, agua, trapo) y además se secan casi inmediatamente. Algunas consideraciones importantes en relación con el uso de estos materiales: por un lado, cuando los utilicemos, recordemos poner unas cuantas hojas debajo (cuatro o cinco) porque, cuando pintamos con ellos, el líquido suele atravesar hasta tres folios; por otro, la base alcohólica hace que se sequen pronto, es decir, no duran demasiado y es preciso volver a cargarlos.
Los rotuladores de punta de fieltro de base acuosa son ideales tanto para realizar esbozos como para acabar trabajos. La variedad de las puntas también permite resultados de diferente carga expresiva.
Es importante señalar que, al igual que los pinceles, hay que prestar especial atención al cuidado de las puntas para así asegurar una buena calidad en futuros trabajos. Las puntas de estos rotuladores no toleran demasiado bien la presión excesiva; ese tipo de uso reduce considerablemente tanto la durabilidad como la calidad de respuesta del material. Hay dos posibles situaciones que pueden darse si presionamos demasiado: por un lado, que la punta se hunda hasta ya no marcar la superficie, por otro, que la punta se quiebre y genere un trazo doble que no permitirá ningún tipo de control.
Fijador
Como hemos comentado anteriormente, para fijar trabajos realizados con carboncillo, cretas o pasteles, necesitaremos utilizar un aerosol fijador. Incluso aquellos trabajos realizados con grafito o lápices de grafito, en particular si hemos utilizado una gama blanda, quedarán mejor protegidos si utilizamos los fijamos utilizando espray. Existen algunos aerosoles que son para carboncillo y otros para pastel, pero también hay para acuarelas y gouache, para grafito, etc.
Esta tarea requiere un número de precauciones. Las más importantes a tener en cuenta son: que el uso del espray se realice en lugares abiertos, que se pruebe el aerosol para asegurarnos de que no saltan gotas antes de aplicarlo sobre el dibujo, que se disponga el trabajo utilizando pinzas sobre un soporte que se coloque verticalmente; que el pulverizado se realice a una distancia de entre 30-40 cm, y que se haga en un orden zigzagueante comenzando por la parte superior.
Cuando acabemos de utilizarlo, giraremos el envase y apretaremos sobre el dispositivo pulverizador hasta que no salga líquido. De esta manera, el espray se conservará correctamente sin taparse y así funcionará sin problemas en ocasiones posteriores.
Pinceles
Existen muchos tipos básicos de pinceles que se pueden clasificar de distintas maneras. Según el mango, tenemos de mango corto y de mango largo. Según la dureza del pelo, tenemos duros/rígidos y suaves/esponjosos. De acuerdo a la forma, tenemos: los lengua de gato (planos de pelos cortos y curvados), planos (rectos, más largos, y con mayor capacidad para retener la pintura), redondos (acabados en punta), abanico (planos y con las cerdas muy extendidas), y ovalados (grandes y que sirven para realizar aguadas muy amplias). Y, por último, de acuerdo al tamaño (estos también varían enormemente: van desde los muy pequeños y finos de un pelo (de números bajos) o los usados en para hacer maquetas (de cinco ceros), hasta los pinceles planos u ovalados de carga (de número alto).
Los duros suelen ser de pelo de cerda y se utilizan principalmente para pintar al óleo, pero también pueden utilizarse para pintar con acrílicos o gouache. Quienes pintan con caballete suelen usar los de mango largo para poder mantener una buena distancia con la superficie. Para trabajar sobre tablero, excepto que se haga de pie, el mango largo suele ser un incordio (fundamentalmente por el contrapeso).
Los pinceles suaves están hechos con diferentes tipos de pelo animal o fibra sintética.
Los pinceles suaves de mango corto suelen ser los preferidos por los ilustradores y diseñadores ya que, por un lado, permiten mayor control, y por otro, se lavan más rápido.
Al igual que con el resto de materiales, es importante probar el material realizando distintos tipos de trazos y utilizando diferentes niveles de carga de material.
Es importante tener claro que, no solo si queremos que los materiales duren sino que conserven su precisión, es necesario tratarlos con sumo cuidado.
Cuando trabajamos, no debemos dejar jamás el pincel apoyado en el contenedor del agua, ya que eso haría que el pincel perdiera la punta. En los pinceles sintéticos, dejando apoyado el pincel, de esta manera es cuestión de pocos minutos para que la punta se combe o incluso que los pelos se quiebren.
Una vez que usamos gouache o acuarela, los pinceles deben aclararse con agua fría y lavar con jabón sobre la palma de la mano de manera muy suave, hasta que hayan desaparecido todos los restos de pigmento. Si queremos que los pinceles duren, deberemos realizar el lavado con mucha delicadeza. Es recomendable hacerlo «dibujando» una forma de infinito.
Si hemos pintado con acrílicos, se deben lavar inmediatamente después de haberlos utilizado, primero en agua fría, y más tarde con agua y jabón. A veces, hace falta repetir la operación hasta que nos aseguramos de haber eliminado todo resto de pigmento de la base del pincel.
Una vez los pinceles están secos, es importante guardarlos en posición horizontal o con las cerdas hacia arriba.
Las consideraciones de limpieza de los pinceles son especialmente relevantes si el material se utiliza con distintos tipos de pinturas, puesto que, si no lo hacemos, es probable que observemos variaciones en los colores que «salen» del pincel. Si, por ejemplo, lo hemos utilizado anteriormente con tinta china y ahora queremos utilizar gouache blanco, es probable que el color se vea gris debido a que algo de material ha quedado en la base del pincel. Por eso, es importante mencionar que lo ideal sería tener pinceles diferentes reservados para cada tipo de medio.
Pruebas con los materiales
Es recomendable realizar muchas pruebas con los materiales de que disponemos. De esa manera, nos aseguraremos conocerlos bien para saber qué pueden ofrecernos. Una máxima dentro de la educación plástica es la de acompañar las posibilidades del material sin ir en su contra, o dicho de otro modo, aprovechar las características que son propias de cada material. Si bien para el dibujo experimental esta máxima sería cuestionable, en general acaba siendo verdadera.