1. Introducción
1.5. Posibles usos del dibujo
El dibujo puede tener muchísimas utilidades. A lo largo de este texto veremos que, al apuntar las distintas características y posibilidades del dibujo, estamos señalando también sus posibles usos. Asimismo, nos gustaría que este texto sirviera también para que tuvieran cabida los usos que cada cual pueda descubrir e inventar.
A continuación, anotamos algunos usos que están especialmente relacionadas con la práctica del diseño.
El boceto para mostrar una propuesta de diseño
Comenzaremos afirmando de manera categórica, y un tanto provocadora, que el dibujo es el medio más directo, rápido y efectivo, y por tanto barato, para comunicar, planificar y vender ideas visuales. Cuando hablamos de dibujo, nos referimos al dibujo hecho con cualquier material, sobre cualquier soporte y con cualquier herramienta, incluidas las digitales. De todas formas, dejaremos espacio para las opiniones y abriremos una línea de diálogo, así que, si a alguien se le ocurre una manera más directa, rápida, efectiva y barata para comunicar y vender ideas visuales, estaremos encantados de escucharla.
Cuando hablamos de directo, rápido y efectivo, nos referimos a la fuerte relación neuronal y cognoscitiva que existe entre el ojo, el cerebro y nuestros brazos-manos[3]. Esta relación es el producto de milenios de evolución, porque ¿cómo expresar una idea visual de manera más directa que utilizando esa cadena naturalizada?
Cuando hablamos de barato, pensemos lo siguiente: ¿qué es más rápido, dibujar un esbozo o presentar el trabajo final acabado? La respuesta es inequívoca: dibujar un esbozo. Es sabido que el tiempo es dinero, así que si para testear una idea y presentarla al cliente (con el riesgo de que esta no sea aprobada), tardamos menos tiempo haciendo un dibujo que realizando el trabajo final, estaremos ahorrando también dinero. De hecho, la metodología estándar de la práctica profesional tanto para el diseño gráfico como para la ilustración, la animación, la arquitectura, etc. es mostrar primero esbozos antes de dar el visto bueno para que se realice el trabajo final. Si usamos el ejemplo de la arquitectura lo veremos clarísimo: ¿qué cliente se arriesgaría a construir una casa si no ha visto los planos y unos esbozos del proyecto final?
Está claro que presentar un dibujo que nos permita conseguir la aprobación del cliente para seguir adelante con un proyecto es siempre más rápido y más barato. Para Ching:
«El dibujo es el principal resorte que usamos para organizar y expresar nuestros pensamientos y percepciones visuales.»
(Ching, 1998/2010, pág. 1)
Según este autor, el dibujo como disciplina trasciende la expresión artística y se convierte en un elemento práctico que permite reformular y abordar los problemas que presenta el diseño (Ching, 1998/2010, pág. 1).
Dibujo, ideación y materialización
En Técnicas de presentación, Dick Powell dice:
«Se llama diseño a la operación creativa que convierte las ideas en realidades[4].»
(Powell, 1986/1993, pág. 6)
Para Powell, sin importar en qué aspecto del diseño trabaje el diseñador, «siempre acaba por comprobar que la más útil de todas esas disciplinas es el dibujo» (1986/1993, pág. 6).
El uso de los dibujos preliminares es un patrón en el flujo de producción tanto para diseñadores (gráficos, industriales, de interiores) como para arquitectos, creativos y directores artísticos publicitarios, directores y diseñadores de producción cine o televisión, escenógrafos, artistas de conceptos y animadores 3D de videojuegos, etc.
La razón es simple: todos estos profesionales hacen avanzar sus proyectos usando un proceso que evoluciona desde los dibujos iniciales (en general, trabajando a partir de un brief o un guion) hasta llegar a la concreción del producto final.
Ching menciona estos dibujos como «de detalle o de obra» que los diseñadores utilizan para suministrar indicaciones gráficas para la producción, desarrollo o construcción de proyectos (1998/2010, pág. 2). Y es cierto que los dibujos preliminares sirven para hacer evolucionar una idea desde su concepción hasta los detalles finales y suelen tomar la forma de maquetas gráficas, proyecciones arquitectónicas, esbozos de escenografía, storyboards, visualizaciones de personajes, vehículos, fondos, etc.
Dibujo y presentación de ideas
Como decíamos, el dibujo es una muy buena estrategia para comunicar ideas visuales o, dicho de otra manera, explicar a los demás los puntos fuertes de las ideas que proponemos.
Ching también menciona que el término dibujo se usa en diseño como la forma que emplean los diseñadores para presentar y convencer a un cliente o espectador de las virtudes de nuestras propuestas (Ching, 1998/2010, pág. 2).
Dibujo estudio
Como adelantamos al hablar de la «libreta de esbozos» (en el capítulo dedicado a los materiales), el dibujo puede ser una importante herramienta de estudio.
Cuando estudiamos alguna cosa, lo hacemos con el fin de conocerla mejor, de reparar en detalles que nunca habíamos visto con anterioridad. Algunos artistas llegan a decir que no habían visto algo realmente hasta que lo dibujaron.
La observación que exige el dibujo nos obliga a estar atentos a las formas, detalles, materiales, texturas, comportamientos, etc. de las cosas que miramos; por lo tanto, al final de un dibujo sabemos más sobre aquello que hemos dibujado porque, incluso sin darnos cuenta, estudiamos aquello que dibujamos.
Es inevitable que al acabar un dibujo hayamos aprendido algo nuevo sobre el objeto de nuestro estudio (nuestro modelo). Este fenómeno, más allá del placer que provoca dibujar y saber más sobre aquello que dibujamos, tiene diversos beneficios: por un lado, todo aquello que examinamos atentamente va quedando almacenado en nuestra memoria [5] y, como consecuencia, nos servirá para ser capaces de dibujar de memoria; por otro lado, por el mismo proceso cognitivo que mencionábamos, uno comienza a disponer de una galería de imágenes mentales que pueden recombinarse para crear nuevas ideas o conceptos visuales (estos dos procesos son los que nos servirán para dibujar usando la imaginación).
El dibujo como un fin en sí mismo
Como explicábamos, el dibujo puede ser usado de manera meramente instrumental (para la ideación, para comunicar ideas, para estudios, etc.), pero también puede ser entendido como una forma de arte que busca ser un fin en sí mismo.
Respecto a las diferencias que existen entre la actividad artística y la del diseño, Campi Valls argumenta que es un error confundir el trabajo realizado por los artistas y aquel producido por los diseñadores ya que, cuando los primeros hacen una obra, esta se justifica en sí misma, y además no crean con los condicionamientos preestablecidos y estrictos con los que trabajan los diseñadores. La autora se refiere a la manera de trabajar con restricciones propia de los diseñadores como «creatividad condicionada» ya que, según Campi Valls, estos no ven los condicionamientos del encargo como límites sino como desafíos (Campi Valls, 1992/2008, pág. 24).
Conclusiones
Más allá del interés artístico que pueda despertar desde un punto de vista práctico, la razón fundamental de la persistencia del dibujo es de corte funcional: dibujar sigue siendo la manera más rápida, directa y barata de comunicar, planificar y generar ideas visuales.