1. Introducción
1.4. Soportes para el dibujo
Uno de los soportes más tradicionales para dibujar es el papel, ya sea en hojas sueltas, blocs o libretas. Podemos encontrar muchos papeles distintos, que pueden variar en función de su gramaje y grosor, tipo de pasta con el que están hechos, su proceso de fabricación, color, formato, etc.
Aparte del papel, también podemos encontrar muchas otras superficies planas que se usan para dibujar: tela, madera, plástico, una pared, el suelo, etc. Si bien es cierto que el dibujo se ha practicado sobre superficies planas y con el objetivo de imprimirlas durante los últimos siglos, también es verdad que los orígenes del dibujo figurativo se remontan al paleolítico, cuando las personas pintaban sobre muros cuyas superficies no eran exactamente planas. Como comentamos anteriormente, existen varias teorías sobre la forma en la que pintaban nuestros ancestros, pero lo que es muy probable es que su imaginación fuera estimulada por las grietas o la incidencia de la luz sobre los volúmenes irregulares de las paredes de las cuevas (varios milenios antes de que Leonardo da Vinci detectara el patrón que mencionábamos sobre cómo estimular la mente). Vemos, pues, que cualquier superficie, sea o no plana, puede ser un soporte para dibujar.
Hoy en día, también existen numerosos inventos, como las tabletas gráficas, que permiten dibujar sobre pantallas haciendo servir lápices ópticos o incluso utilizando los dedos y trabajando directamente el dibujo en digital, que puede distribuirse en un formato también digital o bien imprimirse sobre casi cualquier soporte. Otros aparatos, como el Inkling de Wacom, permiten transformar el dibujo tradicional en formato digital (tanto en bitmap con capas como en vectorial).
Otro soporte curioso es el aire. Si bien los dibujos con luz (pie de página light drawing o light painting) existen desde hace unos cuantos años (como evidencia de ello, existen aquellas famosas fotos de Picasso realizadas por Gjon Mili para la revista Life en 1949), desde hace un tiempo esta práctica ha vuelto a popularizarse, probablemente debido a la facilidad de registro (tanto en fotografía como en vídeo) que permiten las cámaras digitales.
Por otro lado, hoy existen nuevos inventos como el Tilt Brush de Google que, usando gafas virtuales, permite dibujar tridimensionalmente, como si el dibujo fuera una herramienta escultórica que, al igual que los dibujos hechos con luz, no necesita una superficie bidimensional ni física como soporte (http://www.tiltbrush.com).
Con todo ello pretendemos decir que, de la misma forma que los orígenes del dibujo no se limitan a la manera en la que habitualmente podríamos entender la disciplina hoy en día, su futuro tampoco debería estar restringido al soporte papel; este, si bien predominó desde la invención del papiro, floreció durante los años de invención de la imprenta de tipos móviles y llegó al albor en la tecnología predigital, no tendría por qué limitar las posibilidades del dibujo.
Podríamos decir que cualquier superficie puede servir para comunicarse a través del medio expresivo del dibujo; desde una humilde servilleta hasta realidades virtuales, pasando por soportes que todavía están por descubrir.
El bloc de esbozos
En relación con los blocs o libretas de esbozos, existen una infinidad de modelos. Por un lado, varían en lo relativo al gramaje y tipo de papel. Por otro, están aquellos que llevan un encuadernado cosido y los que utilizan un alambre en forma de espiral. También los tipos de tapa varían, en algunos casos son duras, y en otros, blandas. Están los de formato vertical y los de formato horizontal. Y por último, los podemos encontrar de tamaños diversos. El uso de un tipo u otro depende exclusivamente de nuestros objetivos, por ejemplo, si queremos usar este material en el exterior –lo cual es bastante frecuente–, es recomendable hacer servir los de tapa dura para podernos apoyar con más comodidad. Si, además, queremos dibujar paisaje en general, es recomendable usar un formato apaisado (esto depende del tipo de paisaje y encuadre, claro está, pero por alguna razón llevan ese nombre). El encuadernado espiral permite girar completamente la página y esto puede resultar muy útil en algunas situaciones (el problema que tienen este tipo de blocs es que las personas suelen arrancar los dibujos que no les gustan y no se dan cuenta del valor que tienen esos dibujos como parte del proceso de aprendizaje). Por último, si lo que pretendemos es usarlo durante un viaje, será conveniente usar una libreta muy portable, que nos quepa dentro de nuestra bolsa o mochila, y, sobre todo, debemos asegurarnos de que sea liviana.
Conclusiones
Los materiales básicos para dibujar pueden ser simplemente un bolígrafo y una hoja de papel, pero existen algunos materiales que tienen una larga tradición en el dibujo.
La relevancia del estudio y el uso de los materiales tradicionales se basan en la idea de que, cuanto más amplio sea nuestro conocimiento y dominio de los mismos, más posibilidades expresivas tendremos.
Es importante no limitarse exclusivamente al uso de los materiales tradicionales para abrir la posibilidad a nuevas maneras de crear que resulten más afines con nuestra sensibilidad e intereses particulares.
Uno de los soportes tradicionales para dibujar es el papel y otras superficies planas, pero también existen numerosos soportes alternativos, desde servilletas de restaurante al aire o los espacios virtuales.